Para atender a los diferentes impactos que generan las actividades culturales, hay que tener presente la vida o recorrido de dicha actividad, que está integrado por: al inicio, una consecución de recursos o ingresos, también llamados inputs, para posibilitar, a continuación, el desarrollo de la actividad, y con esta actividad, se generan, por último unos resultados o outputs, en el corto plazo, y unos cambios o outcomes en el medio/largo plazo.
Inputs o Ingresos: El desarrollo de la actividad cultural depende en primer lugar, de una propuesta de recursos financieros y humanos que la hagan posible. Estos recursos pueden ser: subvenciones estatales, financiación propia, inversión privada, horas de personal destinadas al desarrollo de la actividad, etc.
Actividad: Las actividades culturales son diversas y pueden ser multidisciplinares: teatro, danza, producción audiovisual, artes plásticas… son algunas de las disciplinas que las integran.
Outputs o Resultados: Las actividades culturales generan unos resultados sociales, económicos y ambientales con su actividad. Estos resultados son tangibles y cuantificables antes, durante y nada más finalizar la actividad (nº de empleo generado, nº de mujeres que integran el equipo, cantidad de emisiones de carbono derivadas de la actividad, residuos generados, etc.)
Outcomes, Impactos / Transformaciones: Las actividades culturales, además de generar outputs o resultados, producen transformaciones sociales en el entorno. Estas transformaciones tienen un carácter intangible, pero es fundamental atender a ellas y medirlas. Mejorar la salud y el bienestar; contribuir a la calidad de la educación; favorecer sociedades más igualitarias e inclusivas; transformar favorablemente los territorios y generar ecosistemas cohesionados y justos; salvaguardar los legados y la memoria colectiva, son algunas de las transformaciones que genera la actividad cultural.
